23 diciembre de 2022
yo me adentro a los sucesos como religioso a la misa de los domingos.
como si me sumergiera en agua caliente.
en hecho estable, sabiéndome el camino.
y me inmerso vulnerable.
ahí, en el centro de aguas calmadas se encuentra la versión de ti que me has ayudado a ver.
me gusta sentarme frente sin palabra alguna del querer escucharte decir lineadas que no formen parte de tu ser.
en estos fragmentos que me das de tu presencia acecho.
quisiste en el pasado,
y alguna vez sentiste amor por tu futuro.
amas calladamente y quieres con seguridad.
admiras el silencio,
y vives junto al folclor que lo decora.
tus brazos siempre han sido razón de oda,
pero tus ojos escrutan cada mirada que se retuerce y sonríe en la opacidad de los momentos.
alguna vez la vida aprendió a quitarte el aire y carcomerte las tripas.
pero miras adelante con mirada fija,
miras con propósito y nunca con desaliento.
te pierdes en tu mente repetitivamente,
mientras el mundo se desenvuelve en su física.
casi como latiendo solo en consecuencia de tu existir en él.
quizás nunca fui la primera en observarte,
pero sí en desamarrarte en mente como enigma inrresorvible .
me veo
nado entre tus lagos
y escalo la densidad de tus montañas.
me zambullo entre tus pétalos,
te admiro desde lejos
y te quiero cercanamente.
giras a perfección propia
y tu mente ha sido un lente;
fijado y reacio a la oscuridad y lo desenfocado.
tus ojos han sido capaz de crear imágenes acuarelas inmersas en la claridad del día;
retocando sobre mis espacios áridos y desenfrenados.
son estas mismas recolecciones del observarte que me hacen amarte por querer ser lo que eres existiendo solo.
nuevamente me inmerso vulnerable,
aquí estoy
un terreno para desplegarse.
y desde mí una torrente que no vi venir.
cuántas ganas de vivir adentro.
cuántas ganas de mirar para siempre mis partes favoritas.
me deslizo con el movimiento de unos ojos extasiados.
allí donde se me hace tan fácil estar.
quiero introyectarme y ser una sola cosa.
cerrar los ojos y escuchar
cerrar los ojos y sentir.
2022
te veo nuevamente posado en la esquina de un ronroneo que no quiere verte venir. entre tus labios un espacio abierto. en mi mejilla una alineación del ayer de ellos. se posa en ti el cántaro de luz que el sol en su despertar impregnó. es tan solo una fantasía que encuentra comodidad en nuestras presencias entumecidas; en las paredes de tu habitación húmeda. te miro de reojo a ver si has abierto tus ojos; si has cobrado consciencia de los pensamientos que te constituyen.
la habitación aún guarda las partículas de lo hablado en el supuesto de ayer. ¿por eso tiemblo del frío? hay una retracción en mi garganta, las paredes me quieren digerir como hecho inestable. en su estado, pienso que hay una belleza tímida sobre los objetos que nos observan, pues solo se recuerdan a sí mismos en su nacimiento. nuestras fotos solo se encarnan en esa memoria prestada. en ella, nos agarramos las caras en felicidad. nos acercamos, nuestras mejillas tocándose una a la otra casi como perteneciéndose. en ese entonces, ¿habremos sabido lo que nos tocaba sentir?
¿se siente así la habitación porque las palabras flotan en la inexistencia o solo porque las he recordado? te has convertido en una aflicción en el centro de mi cuello que no puedo saciar. opto por la botella que dejé ayer al lado de la cama. pero lo sólido aún me quiere comer viva. en mis manos un vacío entre lineadas que dictan mi futuro. mis pensamientos todo menos líquidos, raspan cada esquina de mi querer despertar bien.
¿en qué momento dejé que un fantasma nos observara desde el muelle?
me hubiese gustado que fuéramos menos de lo mismo. dos puntillas de una estrella que no están en paralelo. quizás tú una detonación en la corteza terrestre y yo huerto que no quiere quemarse. pero me miento, somos todo menos el contrario de dos elementos que no están destinados a entenderse en su mezcla. alguna vez en un atardecer de viejo san juan te observé caminar al frente de mí. tus pasos son parecidos al orden de los míos, con cierta precisión, una fuerza equilibrada que se convierte en beso al cemento.
a veces en las noches mientras duermo, me convierto en el respiro de todos los árboles y viajo por las estrellas. cuando permito que mi presencia física descanse, te veo a ti. sentado en la silla más alta, con una sonrisa cálida en tu cara. en el fondo (como un eco que no encuentra dónde descansar) escucho las campanas de todas aquellas bicicletas que me enseñaste a correr cuando era una niña. ahí estás, saludándome entre la multitud, amándome desde lejos muy cercanamente. luces infinitas brotan de tu perfil. eres una convulsión de paisajes acuarelas. eres en lo que creo ciegamente.
en mis sueños acecho una tierra lejana. escalo miles de montañas, disfrutando con cada paso sus densidades. nado entre arrecifes en mares que el mundo aún no ha conocido. me convierto en libélula y renazco la mañana siguiente. soy intangible y viajo en el tiempo. hay un agujero con tu forma en el universo. siempre te busco a ti. tu carencia me dio alas
~ ayer fui un gorrión en el aire, me posé junto a la ventana y te vi nacer. un estornudo del alma. un capullo, ¡el amor te dio vida!
~despierto una mañana y encuentro las paredes manchadas de deseos y ansias infantiles... eres un niño y ayudas a tu mamá a preparar la cena. te besa la frente y cura toda aflicción. hoy soy una golondrina posada en tu balcón, te observo cantar con tu papá mientras él práctica en su guitarra.
~ mañana seré una paloma en el este y te veré correr por los valles de una finca cercana. el sol acaricia tu cara adolescente, te pinta pecas en las mejillas. quiero siempre verte en esta luz. eres libre, eres imperecedero. entonces vuelo arriba tuyo, tan solo una casualidad pasajera cuidando de tu norte.
el duelo a veces me visita en mis sueños. espera en mi balcón y toca mi puerta con delicadeza. va vestido con una camisa de cuadritos y una corbata que constituye todos los colores de mi infancia. a su derecha carga una maleta llena de sueños que se desbordan en el pavimento. observo mi reflejo en la puerta y veo a alguien que nunca he conocido.
el duelo es una emoción complicada. precisamente porque no puedes discernir sus astillas. a veces es obvia, pues se mese en la cuna de la pérdida. te golpea profundamente en el pecho. es un picazón que no puedes aliviar, una herida abierta difícil de ignorar. en ocasiones es menos evidente, pues se esconde en las costuras de tu alma. la encuentras en las esquinas de tus labios, en aquel respiro que no pudiste dar completo. es una agresión violenta contra tu identidad. es la incomodidad primordial que se vierte en las entrañas de tu cuerpo, aquel extrañar algo y no poder recordarlo.
es esencialmente la pérdida del futuro. no añoramos el pasado, porque es sólido, perdura y se auto alimenta. lo que realmente añoramos es la pérdida de la posibilidad de aquel futuro. los días que pudimos haber tenido en aquel lugar, haciendo aquellas cosas. añoramos el futuro que se nos ha hurtado. aquella agresión en contra de los sueños y ansias que constituyeron en algún momento risas de amor.
en el sol de hoy, añoro los años donde buscaré un rostro que no podré recordar con exactitud, la curvatura de una sonrisa que se empaña en cuanto más trato de imaginar sus detalles. el duelo es un lago fundido en los colores de la noche y tengo que nadarlo, permitirme sentir su vastedad y lo que no está al alcance de mi ojo. me carcome las tripas, me deja con labios rotos y temblorosos. quizás de esta manera puedo aprender a vivir en en este lago. incluso sin esa presencia, cae la mañana sobre mí y aún sigo mirando el mismo cielo.
porque siempre miramos el mismo cielo.
quizás ese sea el dilema con el duelo, nos pueden quitar nuestro futuro, pero no nos pueden quitar nuestro cielo. no nos pueden quitar la luna que nos observó tiernamente todos nuestros años aquí, o el amor que irradia en la quietud de nuestra verdad. no nos pueden quitar nuestro cielo y todos los años de sonrisas surtidas y alegrías colmadas por el calor de nuestros abrazos. no nos pueden quitar nuestras posibilidades y todas las promesas que ahora nadan en el espacio sideral. mi ancla flotando en la costa, aquella presencia en la cual podía descansar hasta que sonara el alba.
entonces dejaré que hoy sea una semilla. y mañana sea un brote. dejaré que algunas de las flores en mi pecho mueran con tal de ser tierra fértil en la puesta del sol. de esta manera, poco a poco creceré a ser un árbol fundido en la claridad de todos los atardeceres en la primavera.
dejaré que haya vida, hasta en los escombros de la muerte. para que en mi último baile mi corazón descanse en una cama de flores y no tan solo en tierra seca.
y mientras espero verte una vez más para llenar aquello que ha sido perdido; sin prisa alguna floreceré y estaré una pulgada más cerca a nuestro cielo. aquel que nos vio crecer, aquel que por siempre compartiremos. encontrémonos allí, cuando la flores susurren su última carta de amor.
consciousness as a time traveler
consciousness as a time traveler. maybe this moment in time had been knocking on the door of the past for a while.. i had felt it looking at me, through the seams. like a timid child, scared, scrutinizing from a distance, knocking gently. past present future merging onto one another at the beginning of life, trying to whisper a song to me. it brushed my hand in the summer of 2006, as I stared at you in the hazy summer sun, you rubbed sunscreen onto my back. it seemed as if the blue sky had found a home near your freckled face, sprinkled with angel dust, smeared with the tinctures of infinity, gifted with the tenderest touch. i could see every color in your eyes. constellations birthed holding each other through your cheeks. a thousand possibilities coursing through your veins. undoubtable omnipotence. in my child ephemeral eyes, you were everything that constituted the universe. your eyes staring down on to me; reassuring, kind, granting, unconditional. we felt infinite, like an old song the trees knew too well. perhaps I had met the softest blow of the wind, a lullaby only love could decipher.
from the corner of my eye, i caught visions of you. there you were, traveling through the milky way, scratching the sky with your fingertips, merely getting close. i think you spent your childhood reaching for the the warmth of the sun, leaving behind traces of love that asked for nothing in return in corners where the sky met the earth. merging with the ground, walking barefoot to feel it all, always, undoubtedly, returning back home. you must've been the core, you must've been the glue, you must've been the flower; the seed that could mend it all. the power of love sat at home in the palm of your hand, you liked caressing the center of mine; i felt the wave, i felt the universe.
in the wake of a new sun, you soared so high up that the moon wanted to smother you in its motherly embrace. here, a skyscraper. a building so tall icarus could collide with. in each room, you held our memories with feathered beds, untouched in time, to be visited by the stars. how many doors, in this paper town that you built for the two of us, will I have to open to finally see you standing by the windowsill? in my dreams, i open each room, with divine patience, letting memories sing their lull. i see us; playing hide & seek, eager for the world, divinely at home,with the certainty that no matter in which of these rooms i'd hide, you would always find me, and i would always find you.
perhaps i'll spend my development reaching up for you, breathing in the clouds, hugging the warmth of days. wishing upon a star. asking the moon about you. visiting you as i dream away a life well spent. protecting every step of your past, wearing it on my shirtsleeve. your life is a fine line of celestial particles i wanna spread through the universe in hopes that it will find you, to remind you, one last time... that you were eternally loved in this speck of life
tengo 22 años,
la idea me cosquillea las costillas,
me carcome las tripas.
la lluvia resuena en la ventana,
como rastro de que las penas de ayer solo le pertenecen a esas proyecciones que encuentran casa en su expansión,
aquella habilidad de cerrar los ojos y recordar.
saboreo la dicha de sentir el aire en mi cara,
de poder entender que la lluvia de hoy solo le pertenecerá a este preciso momento.
esto es el estar presente,
esto es el estar aquí.
me muevo al otro punto del archipiélago,
en algún lunes de un julio en viaje.
reconozco la necesidad de ser nómada en el viento,
el lenguaje del cuestionamiento constante
y la excavación por contestaciones que sólo constituyen una realidad plena de quimeras.
me reafirma mi padre lo preciso que es mi sentido de olor.
por lo menos la capacidad de sentir una memoria a través de mi nariz.
entonces entiendo que no sería erróneo auto admitirme que ando persiguiendo un olor fundamental,
o un edén ligado a ello.
una esencia que reconozco con todos mis sentidos.
una con la cual he soñado antes.
el olor de los olores.
el ensueño de los ensueños.
a ti te tildo real.
con tu cara como solo la tuya.
plumas conforman tu ser,
y miles de pájaros arquean tu futuro.
yo los observo volar.
juego con nuestras sombras en la luz del sol que entra por la ventana a las 8 de la mañana en el oeste.
otro choque de realidad el verme desde afuera.
porque me veo
yo singular
ahí estoy
movimiento propio.
tu figura cercana a la mía,
y nosotros aquí,
abajo en tu bóveda celeste.
tu lugar seguro,
tu exilio.
noté en tu observar un desprecio hacia todo lo que abate el corazón. un desapego al síntoma de sentir. precavido. esquivando en tu danza tocar con tus pies desnudos las raíces que de la tierra sobresalen en su crecer.
pretendías entender los secretos que el agua guarda en su silencio sin zambullirte sosiego.
yo, existo en su fondo.
A veces, cuando la noche yace desnuda y no hay eco de vida cercana a mi ventana, me imagino lejos de mí. Allí, dejo mi cuerpo atrás, me convierto en forma inconstante. Fue un acto intuitivo abrirla y buscar alguna razón que me proveyera un desapego mental, o desapego de todo lo mental. Por mí, por mi bien. Acepto y retengo. Se me hace infinita la necesidad, el afán, de crear sinfonía con las disonancias que me hacen sangrar. Resulta más natural arroparme en todo lo que me duele que obviar todo síntoma de desborde. Pues vivo desnuda en mí y fuera de mí.
Admito, un tanto con bandera blanca, que hay momentos donde le doy mucho pensar a las implicaciones de ciertas cosas. ¿Qué realmente intentamos confinar dentro de lo que definimos como el pasar del tiempo? ¿La adjuntamos a una noción de realidad compartida? Pues las definiciones trenzadas siempre le han dado síntomas del ser colectivo. ¿Y de qué manera podemos constatar una realidad pensada fuera de la propia? Irradia en mí una necesidad de carácter interrogativo que se vierte en el núcleo de mi ser, un querer saber el porqué de todo. Como un golpe a la cara. Nunca fue una incapacidad fundamental de amar correctamente, sino una capacidad desmedida - desbordada - quebrada - letal de amar en desnudez plena. Un desligarme de mi centro por completo.
Ayer mientras cerraba mis ojos pude jurar ser solo partículas de una consciencia desnuda en viaje. No sabía a dónde me dirigía, o la razón de ser vida que piensa. Pero había una calma en existir sin consciencia completa del exterior. En el sentir sin sufrir efectos secundarios de su accionamiento. Estaba sola. No el tipo de soledad que hinca hasta estando acompañada, estaba existiendo en soledad cáustica - ¿Así fue mi comienzo? ¿O así será mi final? - El viento olía a eternidad que solo se abrazaba a sí misma y su existencia. Ya no podía sentir el tiempo cursando su línea común. Quisiera haber permanecido allí. En la intermitencia de no estar del completo en materia. Ya no siento la torrente de la rueda vital cursando por los lazos subterráneos de la tierra en los cuales decidí en algún momento caminar transparente como un gato al corriente. ¿ A dónde realmente se ha ido el eco de vida?
¿Qué soy sin un centro? ¿En qué me convierto cuando dejo de pensarme?
¿Existo fuera de mí misma?
si en algún momento fueses a devolverme la mirada
que me has robado de pecho que palpitó
propio en su cántaro de vida que soy,
podría entonces alcanzar con mi palmado
un reflejo de los destellos que impregné
antes de vil atraco.
si en algún momento fueses a devolverme el aire
que arrebataste de mis pulmones que cuarto guardaban y vida querían
podría entonces recoger la sangre divulgada
que oxígeno tocó y pavimento secó.
¿perduraría su existir hasta que la lluvia la suspenda
o grieta la divida
o pie tras pie la tache antes de que se acurruque en la inexistencia ?
tú, proceso diáfano en su manifestación.
patente en sus momentos de protagonismo,
me has privado mi reflejo.
tus hablares cristalinos (2021)
y si cavilo tan violentamente que
mis ideas se transforman
en sombras de realidad.
tan concretamente que
mis emociones se transmutan
dentro de sí mismas.
y mi caminar por aquí
es tachado
como hecho del pasado,
porque estoy entumecida
emigrando a plano ajeno al que habito.
¿sabrías tú cómo encontrarme de vuelta?
me diste agua en un ejemplo tácito,
y nadé en la proyección de nuestro son por la vida.
conjeturé tanto que me ahogué
en el intento de sentirte hablándome al oído.
el abismo nunca se escuchó tan disonante.
barullo ante la posibilidad
de serenidad que te traigo.
me diste un ejemplo en agua,
¡tan claro!
lo dejé caer por todo mi cuerpo
pensando que la diafanidad de su composición
se incrustaría por mis venas.