a veces en las noches mientras duermo, me convierto en el respiro de todos los árboles y viajo por las estrellas. cuando permito que mi presencia física descanse, te veo a ti. sentado en la silla más alta, con una sonrisa cálida en tu cara. en el fondo (como un eco que no encuentra dónde descansar) escucho las campanas de todas aquellas bicicletas que me enseñaste a correr cuando era una niña. ahí estás, saludándome entre la multitud, amándome desde lejos muy cercanamente. luces infinitas brotan de tu perfil. eres una convulsión de paisajes acuarelas. eres en lo que creo ciegamente.
en mis sueños acecho una tierra lejana. escalo miles de montañas, disfrutando con cada paso sus densidades. nado entre arrecifes en mares que el mundo aún no ha conocido. me convierto en libélula y renazco la mañana siguiente. soy intangible y viajo en el tiempo. hay un agujero con tu forma en el universo. siempre te busco a ti. tu carencia me dio alas
~ ayer fui un gorrión en el aire, me posé junto a la ventana y te vi nacer. un estornudo del alma. un capullo, ¡el amor te dio vida!
~despierto una mañana y encuentro las paredes manchadas de deseos y ansias infantiles... eres un niño y ayudas a tu mamá a preparar la cena. te besa la frente y cura toda aflicción. hoy soy una golondrina posada en tu balcón, te observo cantar con tu papá mientras él práctica en su guitarra.
~ mañana seré una paloma en el este y te veré correr por los valles de una finca cercana. el sol acaricia tu cara adolescente, te pinta pecas en las mejillas. quiero siempre verte en esta luz. eres libre, eres imperecedero. entonces vuelo arriba tuyo, tan solo una casualidad pasajera cuidando de tu norte.