En el fondo es creatividad
Cuando era niño, hubo dos ocasiones en que mis maestros me mostraron su asombro.
La primera fue cuando cree un cuento basado en ciertas palabras. La maestra se llama Montserrat, profesora de inglés. Ella me sacó del salón y me dijo que era un muy buen cuento.
Cuando eso pasó, no entendía yo lo que me decía, yo simplemente había creado un cuento. Era de las tareas que más me gustaban, la escritura libre.
Tenías unas palabras y con ellas podías hacer lo que quisieras. Tal vez la estructura fallaba y era difícil de entender, pero nunca faltaba la imaginación.
Esa fue mi primera experiencia, ya hace unos 18 años.
La otra ocasión, también lo hizo una profesora de inglés. Maryluz Montoya, una de mis mejores profesoras del INFI.
En esos tiempos escribí unos cuentos cortos de terror llamados Escalocochinos. Basados en la serie de cuentos Escalofríos. Cuentos cortos de terror para niños que vendían en tomos.
No tenía dinero para comprármelos por lo que compañeros del colegio me los prestaban. Una vez, saqué cuentos cortos de 3 hojas basados en las historias de escalofríos.
La diferencia, era que los cuentos incluían cosas cochinas. Mocos, popo, vomito, una serie de porquerías en cuento.
Maryluz encontró mis cuentos y los leyó. Pensaba que me iba a regañar por escribir cosas tan asquerosas. En vez de esto me felicitó, me dijo que tenía que aprovechar la creatividad de mis cuentos. Que podía usar eso para escribir cosas más interesantes. Le gustaron.
Ella estaba viendo el fondo y no la forma. La forma era grotesca, en el fondo ella veía creatividad.
De lo ordinario a lo extraordinario - La Imaginación
Yo estaba ahí, esperando a que me atendieran en la tienda de conveniencia. Es curioso como cuando no tienes nada más que hacer que esperar, empiezas a observar.
Ves como las personas escogen las botanas, o el tipo de al lado trae sus six pack bien organizado, o la gente que se come un jocho y disfrutan de una dona de $7 pesos.
Entonces te das cuenta de lo cotidiano de la vida, de como la mayoría de personas no hacen nada extraordinario. Sientes como la vida está llena de cosas ordinarias.
Pero te das cuenta como todo el tiempo te están tratando de vender una vida extraordinaria: viajes, coches, la luna de miel, el crucero, los juguetes del futuro.
Con el tiempo te das cuenta que lo que te venden es para hacer cosas ordinarias, el día a día de la cotidianidad. El iphone que cambiará tu vida para seguir haciendo lo que hacías.
Cuando era niño disfrutaba lo ordinario, tal vez uno que otro juguete me quería vender lo extraordinario, pero sólo con mi imaginación era capaz de lograrlo.
Y luego nos preguntamos como es que nos quieren vender todo y es que perdimos nuestra capacidad de imaginar. Sin imaginación somos esclavos de lo que otros imaginan, de lo que otros cuentan.
Al final cualquier imaginación ajena es más interesante que la nuestra y tenemos que comprarla, pues nos la venden adornada de oro y de diamantes.
La solución es reactivar la imaginación.