Heaven is a place on Earth.
A veces hago una pequeña pausa
y miro el cielo.
Como si quisiera abrazarlo con mi mirada,
como si pudiera atravesar todo ese infinito y recibir respuestas.
Sientes ese vaivén,
la gravedad anclándote en la tierra.
Y, por un momento, eres consciente de la naturaleza,
de lo grande que es todo y lo pequeño que eres tú.
Tu existencia se minimiza,
tus problemas ya no lo son tanto.
Fluyes con todo ese universo
y respiras hondo.
Tu cabeza lleva segundos observando toda esa nada,
pero ya no está contigo, se ha echado a volar.
Observa, toma conciencia de esa paz que inunda todo tu interior,
abrázala,
fúndete con ella.
Y vuela... Alto, sin miedo, sin medida.
Con libertad.
I’m prepared to die in the moment.
Ya está. Y cada vez más claro, está.
Que triste, pero cada vez se siente más normal, más cercano y va cobrando sentido.
Esta angustia, está ansiedad y escozor emocional que no cesa son todas las razones que tengo para pensar así. Es un constante castigo, en el que te acostumbras a vivir, pero que no es normal ni lógico, tampoco saludable. Pero fluye y tú con todo eso, y te conduce y caes por donde quiere y ya no eres tú, eres un cacho de toda esa basura invisible pero pesada.
He dejado de ser yo para ser esto, algo en lo que no me reconozco, de lo que reniego y que me amarga. Estoy cansado. Ya lo digo hasta inconscientemente, cuando me lo preguntan o solo.
¿Que tal? Cansado. Y no físicamente, de vivir.
Quiero irme, y ser libre y descansar, y poder respirar o no, no se donde iré a parar pero por lo menos no aquí. Quiero dejar de sentir todo esto, saber como puedo ser feliz o, no tanto feliz, sino normal, sentirme bien, a secas.
Estoy cansado, de verdad.
Esto me agota, me quita energías, aún sin darme cuenta...
Estoy harto de ir para acá y para allá y no ser nada, y no marcar a nadie, y ser algo que nadie extrañaría, que a nadie le daría pena, por la que nadie se preocuparía ni lo más mínimo. No quiero mas.
Quizá no ahora, pero en un futuro. Me da igual envejecer o cumplir años o seguir o no, me da igual porque ya no veo la vida hasta donde lo ve la gente normal porque llegará mi momento y me iré. Yo me iré.
Esto me consume.
No pediría que me entendiesen, tampoco tengo tanta gente a mi alrededor a la que le causaría dolor, solo que entiendan que es mi forma de ser, de acabar con esa voz que me está destrozando desde dentro.
Standing at the fork in the road.
1, 2, 3...
1, 2, 3...
El cerebro siempre al mismo compás.
Siempre funcionando.
Siempre dirigiendo.
1, 2, 3...
1, 2, 3...
Es nuestro motor.
Y no hay fallos, todo es frío como el hierro.
Y aparece el corazón, lo humano, lo cálido. Intenta coger las riendas y no puede, y le cuesta. Y empieza la batalla.
No es dura la lucha por ellos, sino porque quien sale herido eres tú.
Entre las dudas y el miedo.
¿Qué hago? ¿Qué es lo correcto?
Y son esas batallas las que definen nuestra vida y nuestro camino.
Nuestra respuesta en cada bifurcación en la carretera.
Dear Winter, I want you back.
La cama pálida y acogedora.
El cuerpo helado entre sus mantas.
La búsqueda del hábitat cálido.
El invierno se acomoda.
Qué reconfortante el ver los pocos rallos de luz fría que invaden la habitación desde la persiana.
La cuidad fría.
Y yo arropado entre llamas.
Lo que tanto querría.
A falta de música,
la lluvia toca su sinfonía,
que trae paz, y melancolía.
Sales de tu nido, la calle te da la bienvenida.
Tu aliento se hiela, y fuma.
Los colores grises, lluviosos, te hacen compañía.
Cómo olvidar las veinte capas de ropa que hacen falta para no morir.
Si te tapas las manos, con sus 20 mangas para poder sobrevivir.
Y llueve, y diluvia.
Y todos cubiertos,
Con prisa, con monotonía.
Aquí, en verano,
Y deseando pisar charcos.
Time walking on memories. Not Mine. Tae.
''Todavía escucho el sonido de tu voz.
Todavía siento tus manos.
Incluso hoy, vivo con los recuerdos que dejaste.
Todavía veo tu imagen, siento tu calor.
Incluso en las imágenes de extraños pasando por las calles.
Incluso por debajo de las hojas que bailan solitariamente a través del viento.
Incluso con el aire pincelando el pasado en mis mejillas alguna tarde.
En todo lo que veo, oigo y siento, tú estás aquí.
Y tú, ¿te sientes igual? ¿como lo llevas?
Incluso en ese sillón vacío dejado al lado de la calle, en el vaso lleno de agua que sin pensar bebo y dentro del espejo, frente a mi, en el que me veo.
Incluso dentro de la música que secretamente se sienta profundamente en el borde de mis oídos, tu estás aquí.
¿Ahora qué puedo hacer? Tú probablemente lo has superado...
¿Qué podríamos hacer... con lo nuestro?''
''Abrí la puerta de los anhelos y recuerdos de ti regresando a mí, una y otra vez los bordes de mis ojos se enrojecen''.
''Abrí la puerta de los anhelos y recuerdos de ti regresando a mi, una y otra vez mi corazón se rompe...''
The wheater.
¿Sabes esa época teñida de grises y marrones a la que se llama otoño?
¿Sabes ese tiempo cuando todo muere para dejar paso a algo mejor?
Cuando empieza a llegar el frío, el hielo, los tonos marrones desaparecen y los grises destiñen y empapan todas las calles y rincones de azules y blancos.
Y llueve, nieva, hiela y todo muere.
Y los arboles, plantas, seres vivos y naturaleza en general saben que deben dejarse abandonar, en parte, para pasar el frío y volver a florecer.
Llega la primavera, ¿no parece imposible como algo que parece no tener ya vida, empieza a brotar y brilla como si nada hubiera pasado?
Y a nosotros no. Y a mi no. Y lo espero, lo reclamo, lo llamo. Desesperadamente.
Lo odio con todas mis fuerzas, porque siento que esto debería pudrirse, caerse, porque ya no me sirve para nada, porque quiero ser mejor y nuevo. Porque no quiero sentir culpa por ser así. Por sentirme así.
¿Puedo ser una versión mejorada de mi mismo? ¿Quizás simplemente lo soy y yo no dejo de vivir en otoño?
Se que, si es así, un día llegara el frío, sin antes avisar, y de golpe. Literal. Golpe de esos que te dejan K.O.
De los que te levantas, después de tiempo y esfuerzo, y te hacen ver todo diferente.
Y se que llegará, y lo veo. Dios, lo veo tanto real...
Pero no lo cambio y sigo adelante, sintiéndome así.
¡Cámbialo, esta en tus manos!
¡¿Es que no te das cuenta?!
¡¿Es que no puedes escuchar a quien esta a tu alrededor?!
Es difícil creer las palabras gentiles de personas hacia ti mismo cuando tu no lo ves, pero se que me quieren y son sinceras. Y son sinceras.
Llegará mi primavera, todo llega. Porque se que puedo ser mejor de lo que ya soy, será duro pasar el invierno, pero lo pasaré y después me reiré y me llamaré tonto.
Por no querer cada centímetro de piel, cada pensamiento, cada movimiento y cada latido.
Por no querer el día a día, por no valorar todo lo bueno que tengo, y a quienes tengo.
Qué inmaduro, qué pena. Es cierto.
Pero se que mi limite no está aquí, que está mucho más allá, y eso es lo que me salva.
Lo que me mantiene con esperanza. Creo tanto en ello.